En la Ciudad de México, hay miles de maestros manifestando contra el gobierno. En el país, hay cientos de miles. Y reciben más apoyo cada día, mientras el gobierno lo pierde.
Ayer, conocí un grupo de maestros de la CNTE. Les pregunté qué les gustaría que el mundo supiera de ellos. Me contestaron que querían aclarar que han estado luchando por sus derechos laborales, y por un sistema de educación gratis e independiente.
Muchos de los maestros vienen de Oaxaca, muy lejos y diferente de la ciudad, y algunos han acampado aquí durante más de un mes, a pesar de los pocos recursos económicos que tengan. Su humildad y determinación son impresionantes, y han expuesto la naturaleza autoritaria del gobierno de Peña Nieto.
Las principales cadenas televisivas, Televisa y TV Azteca, han demostrado claramente su inclinación política, enfocándose en pequeños grupos violentos (no relacionados con la CNTE) y tildando a los maestros de delincuentes perezosos que quieren joderles la vida a los ciudadanos del Distrito Federal. Desde mi punto de vista, un ‘delincuente perezoso’ no estaría dispuesto quedarse en las calles de una ciudad grande, a menudo desconocida, y lejos de su casa y familia durante días y semanas, con la esperanza de cambiar una ‘reforma’ que ya el gobierno había decidido aprobar. De hecho, lejos de llamarlos delincuentes, yo los llamaría valientes, dedicados, y revolucionarios.
A pesar de la propaganda de la prensa masiva contra ellos, el pueblo los va apoyando cada vez más, viendo la forma violenta en que el gobierno priista ha decidido tratar con los maestros. La resistencia a las reformas neoliberales propuestas por Peña Nieto y el ‘Pacto por México’ está creciendo. Los maestros ya han impulsado ciertos cambios a las reformas educativas, y puede ser que vuelvan a las aulas pronto.
No obstante, la lucha apenas comienza, y veremos en los próximos meses la importancia de lo que han hecho los maestros honorables de la CNTE.
¡Vivan los maestras y vivan los maestros!